VISIÓN GENERAL DEL TRAYECTO INVESTIGATIVO DESDE UN ABORDAJE
FENOMENOLÓGICO, CRÍTICO-DIALÉCTICO O INTEGRAL HOLÓNICO
Generalmente se piensa que el primer paso en una investigación es la
selección del método. Contrario a eso, clarificar la visión de la realidad de
estudio prevalece. Ésta se convierte en punto de partida vinculándola al
abordaje epistemológico según el fin último de la ciencia. Esto ayuda a
mantener un discurso coherente, proporciona elementos para una mejor defensa del
trabajo, garantiza la coherencia y validez de constructo en la articulación del
conocimiento. En la investigación cualitativa existen abordajes epistemológicos
inconmensurables con el paradigma positivista: fenomenológico, crítico-dialéctico
e integral holónico. Estas concepciones científicas tienen su propia lógica, lenguaje,
metodología y técnicas; cuyo trayecto investigativo orientado onto-epistémicamente
delimita al objeto-sujeto de estudio así como al entorno que le sirve de
contexto.
Introducción
La investigación en el ámbito social y específicamente
en el educativo, parte del surgimiento de innumerables enfoques, posturas y
puntos de vista divergentes que han dado pie para que el profesional investigador
en las áreas sociales se cuestione y reflexione sobre el abordaje
epistemológico seleccionado para intervenir la realidad de estudio. Este escrito tiene como objetivo profundizar sobre
el enlazamiento coherente de los aspectos relacionados al trayecto de la
actividad científica, que supere la polémica confusión de carácter epistemológico,
metodológico que imprime un nivel de complejidad y dificultad al tema de
investigación social desde los paradigmas emergentes.
A lo largo de la historia académica, el trayecto
investigativo se ha vivido bajo la hegemonía de los fundamentos del paradigma
positivista, cuya finalidad es la de explicar los hechos, Según González Moena
(1997) bajo las condiciones de “la
objetividad, la distancia sujeto-objeto, la neutralidad, la formación de leyes
generales, etc. aparecen seriamente cuestionados.” Este autor acota que:
“El cuestionamiento
del pensamiento positivo determinante dio lugar a una desabsolutización de las
categorías epistemológicas que lo sustentan y permitió la reaparición de la
subjetividad, el indeterminismo, la imprensibilidad, la incertidumbre. También
permitió romper con la sacralización de la razón abstracta en tanto garante
absoluto de todo conocimiento”. (p 42)
Por lo que las diferentes cátedras universitarias que confrontan al
hecho investigativo, se dedican a formar a los profesionales científicamente
para que innoven frente al cambio y desarrollen las habilidades de solucionar
problemas socioeducativos bajo principios y valores académicos que sustenten al
ser y al quehacer de la investigación cualitativa, cubran las demandas de una
mayor calidad y pertinencia de la educación
en todos sus niveles, enfrenten así el desafío de ampliar el alcance de un
pensamiento abarcador y operar de manera más holística e integradora.
Igualmente, la investigación desde el paradigma cualitativo se aborda
fortaleciendo el perfil del sujeto investigador, intensificando su rol de
investigar, con una preparación profesional idónea y una actualización de sus
saberes en espacios reflexivos sobre las diferentes formas de abordar una
realidad de estudio, que sean coherentes desde sus elementos teóricos aportados
por las disciplinas, los parámetros metodológicos y epistemológicos para
generar el hecho investigativo y la realización del informe.
Pero, ¿cuál es la lógica que debe estar presente a lo largo del trayecto
de una investigación cualitativa de acuerdo a cada uno de los paradigmas
emergentes y en la subsecuente estructuración del informe? ¿Cómo se refleja esa
lógica? Desde este punto de partida y por el surgimiento de innumerables
enfoques, el investigador se plantee estos interrogantes y se le exige la
asunción de una postura que propicie la comprensión de la investigación
cualitativa y sus dimensiones teórica, epistemológica y metodológica a través de
la reflexión y la búsqueda de la construcción de los saberes.
Abordajes Epistemológicos
“Cada abordaje epistemológico tiene su TELOS”. Gómez (2018)
Entre los diferentes enfoques epistemológicos, inconmensurables con el
paradigma positivista, se mencionan el abordaje fenomenológico, el crítico-dialéctico
y el integral holónico. (Figura 1). Cada una de estas concepciones científicas
tiene su piso epistémico, su concepción teleológica o “telos”, su lenguaje, su
metodología, métodos y técnicas propios, que le dan coherencia al trayecto
investigativo y lo blindan a la hora de la defensa.
La realidad de estudio seleccionada por el sujeto investigador contiene
la primera premisa que se convierte en punto de partida del proceso
investigativo. Ésta ayudará a configurar el blindaje del mismo desde su
comprensión hasta la orientación de los constructos teóricos y del trayecto
metodológico.
Figura 1: Enfoques epistemológicos y actitud investigativa. Fuente:
Gómez (2015)
Generalmente se piensa que el primer paso en una investigación es la
selección del método. Contrario a eso, se debe clarificar primero la visión de
la realidad de estudio sobre la que se tiene interés investigativo. Esta
realidad responde a una inquietud, una aspiración o una necesidad de un
colectivo o comunidad. El investigador reflexiona sobre las razones que
justifican su selección y resalta cuán pertinente o relevante es el problema o
fenómeno de estudio seleccionado en el contexto local, regional, nacional e internacional.
En esta etapa revisa los referentes empíricos y teóricos que le permiten
centralizar la temática, fenómeno y/o problema objeto de estudio. Es imperativo
tener presente que un proceso investigativo comienza por este paso: seleccionar
y contextualizar la realidad de estudio para luego vincularla a un abordaje
epistemológico de acuerdo con el fin último de la ciencia, preguntándose “¿qué quiero hacer con esa realidad?”
(ver Figura 1). Este aspecto, luego de ser bien definido, ayudará a mantener un
discurso coherente y guiará todas las características del proceso.
La garantía de calidad vinculada a la verdad procedimental y validez de
constructo es dada en primera instancia por la vinculación de la temática de
estudio seleccionada con el fin último de la ciencia o abordaje que guiará el
proceso. Esta estructura le confiere una postura sólida al investigador, le
proporciona elementos para un mejor argumento sobre su trabajo y garantiza la
coherencia y la validez de constructo en la articulación del conocimiento que
fluye en sintonía con el enfoque epistémico seleccionado.
Enfoque investigativo bajo
el paradigma crítico-dialéctico o socio-critico
Si el investigador pretende
transformar la realidad, entonces su abordaje investigativo sería el crítico-dialéctico
o socio-critico, cuyo fin último es la transformación de una situación,
escenario, ambiente o entorno. La orientación epistemológica de este abordaje parte
de los postulados de la ciencia crítica, una racionalidad desarrollada por los
teóricos de la escuela de Frankfurt y posteriormente por Jürgen Habermas y Karl
Otto Apel. Entre los continuadores de las premisas de Habermas y Apel, están los
discípulos de Adorno: Negt, Honnet, Bernstein y Taylor, entre otros.
Los aspectos más
resaltantes de este abordaje son el trabajo de emancipación de un grupo o
colectivo que debe atravesar una fase de autoconciencia reflexiva, de retorno
crítico a sí mismos y una dialéctica que hace se contrasten las contradicciones
emergentes que configuran su cultura y su realidad. Una preocupación por la
interacción social mediada por el lenguaje, Habermas (2003). El proceso está orientado
en un sentido de emancipación a través de los intercambios o interacciones
comunicativas, la práctica de la autorreflexión crítica o “reflexión
trascendental”, participación activa y colaborativa, generando cambio y
transformación de su entorno.
Como dice
D´Agostini (1997):
“Una ética del discurso,
concebida por Habermas como complemento de la teoría de la acción comunicativa,
se encuentra inspirado en el pensamiento apeliano. En particular, la idea de una
comunidad de la comunicación como trasfondo regulativo de un saber crítico, que
construya la razón, pero que indique también la dirección para la praxis político-social” (p. 427)
El método por
excelencia de este enfoque es la investigación-acción participativa o I.A.P. (Ver Figura 2), que
a través de la técnica de grupo focal o dinámica grupal, parte de la detección
de una necesidad sentida seleccionada por consenso y contextualizada
especificando las condiciones críticas que se requieren transformar. Su marco teórico-referencial
sirve de apoyo al diagnóstico participativo, que lleva a la teoría preliminar y
es el punto de partida en la configuración del plan estratégico de acción.
Figura 2: Fases de la Investigación Acción Participante. Fuente: Gómez (2008).
Durante la
ejecución del plan se aplica la técnica de observación participante. A la muestra
se le denomina voluntarios/coinvestigadores,
individuos dispuestos a participar con los involucrados en la totalidad del
proceso. Estos siguen un cronograma de actividades envueltos en la espiral
reflexión-acción-reflexión que culmina en la fase evaluativa de todo el proceso.
Se corrobora la transformación y se compara con el plan original, realizando
las modificaciones pertinentes durante el monitoreo hasta alcanzar la generación
de la teoría final con sus conclusiones y recomendaciones.
La validez de
este tipo de investigación es proporcionada por los principios de sentido y
comprensibilidad, verdad, veracidad y adecuación dados en el argumento y
la argumentación, obligados a tener un
significado intersubjetivamente válido, respetando las normas de interacción
comunicativa hasta llegar al consenso.
Enfoque investigativo bajo el paradigma fenomenológico
Por otro lado,
si el sujeto investigador pretende interpretar la realidad de estudio con
el fin último de comprenderla, entonces
el abordaje epistemológico será el de la fenomenología. Este enfoque no sólo se basa, a decir de Edmund Husserl citado en
Szilazi (2012), en las experiencias
humanas vividas sino que se atiene exclusivamente a ello.
No se limita a
la experiencia que reduce al mundo a un conjunto de pensamientos, se trata de “ir a las cosas mismas”
literalmente, al estudio de los fenómenos, al dato de la conciencia/la vivencia
y su objeto, lo dado, lo que se muestra a sí y en sí mismo tal como es. Es
decir, un elemento irreductible, originario, donde la intuición es el
instrumento del conocimiento y lo que aparece es posible por la intencionalidad
de la conciencia.
Este análisis
husserliano de las vivencias intencionales, toma en cuenta los conceptos de 1) Noema
o contenido de la conciencia (lo noemático, la
intencionalidad, elemento irreal, intencional, contenido de la vivencia de la
conciencia, sea real o ideal); 2) Noesis,
o expresión del noema (lo noético,
elemento real de la conciencia, la vivencia o hecho en sí de la conciencia); y 3)
Hylé (materia) o datos hiléticos, "materia
prima" principio opuesto, complementario o exclusivo de la
forma o esencia (lo hilético, datos sensibles, lo sensible). (Ver Figura 3). Estos conceptos son esenciales y se explican recíprocamente,
es decir, las relaciones del objeto de estudio son eidéticas y configuran la estructura noético-noemática de las vivencias.
Figura 3: Estructura Noético-Noemática de la Vivencia Intencional. Fuente: Gómez (2020).
Por otro lado,
el sentido de la epojé o reducción, procedimiento gnoseológico que desempeña un
papel transversal en el trayecto investigativo donde no se pasa de lo individual
a lo universal, sino simplemente a lo general, a través de un proceso intuitivo-eidético
que eleva a la visión del eidos o esencia de la cosa. Se llega ahí a través de
la reducción eidética: eliminación de lo subjetivo, exclusión de lo teórico y
suspensión de la tradición, Bochenski (2011).
La reducción o
epojé es una puesta entre paréntesis, no significa negación, significa que el
sujeto investigador debe asumir una actitud objetiva frente “a lo dado”. Se
trata de la eliminación momentánea de toda hipótesis, teoría o cualquier otra
forma de conocimiento previamente adquirido. También excluye la tradición de
juicio de los expertos, por lo que la validez es interna. Se busca el eidos, la
esencia, el “qué” de cada objeto. Luego la reducción trascendental o
fenomenológica pone entre paréntesis el mundo entero o sea todo lo que no es la
conciencia.
Este tipo de
investigación se hace bajo un proceso inductivo, no lineal, su muestra es
intencional, teórica más que numérica. Se busca profundidad conceptual desde
las unidades de análisis o códigos (noemas) que surgen de los diálogos con los sujetos de estudio o informantes clave,
o de los escenarios observados. Sus técnicas para la recolección de
información son la entrevista abierta a profundidad y la observación
participante. El procesamiento y tratamiento de la data se hace generalmente con
las técnicas de codificación, categorización y triangulación que lleva a la
condensación conceptual y le otorga profundidad a la síntesis hermenéutica que
emerge de este tipo de proceso: una gran red de relaciones de significados expresados
noéticamente.
Los métodos son
diversos: la fenomenología hermenéutica, el interaccionismo simbólico, la
etnografía, la etnometodología, la hermenéutica pura y la historia de vida,
entre otros. Todos producen datos descriptivos desde las propias palabras de
las personas, habladas o escritas, y la conducta observable. No hay
predicciones ni apriorismos.
Enfoque investigativo bajo el paradigma integral
holónico
Si el sujeto
investigador pretende como “telos” tener
una visión integral de la realidad de estudio, el paradigma a seleccionar
será el integral holónico.
Este paradigma orienta
la investigación con una perspectiva interdisciplinaria e integra el holón
humano en sus dimensiones individual, colectiva y territorial (ver Figura 4). El
sujeto investigador construye el conocimiento sobre las vivencias con la realidad
de estudio en sus ámbitos fenomenológico, etnográfico y positivista.
Figura 4: Metodología de la intersección de los cuatro
cuadrantes de Ken Wilber: Modelo AQAL. Fuente:
Wilber (2007) adaptación Gómez (2016).
Como producto de
este proceso se desarrolla una cartografía contextualizada de la temática seleccionada
con la metodología de la intersección de los cuatro cuadrantes o Modelo AQAL de
Wilber (2007) citado en Gómez (2016).
En este mapa de
la conciencia, el cuadrante superior-derecho es de concepción positivista-conductual,
el que registra el comportamiento medible-observable y proporciona una visión
objetiva y empírica de lo individual. La técnica por excelencia utilizada en
este momento de la investigación es la encuesta.
Por otro lado, está el cuadrante superior
izquierdo, de corte fenomenológico-experiencial, donde se interpreta la
significación sobre la experiencia de los sujetos de estudio con el fenómeno
objeto de la investigación, correspondiente a su interioridad, la relación
entre la mente y el contenido de conciencia o noemas. En este cuadrante la
técnica de recolección de información serían las entrevistas abiertas y a
profundidad.
A su vez, el
cuadrante inferior izquierdo, de carácter etnográfico-cultural, interpreta las
visiones, valores e imagen colectiva que comparte el grupo de estudio
culturalmente en su espacio y contexto. La técnica que favorece estos hallazgos
es la observación participante.
Finalmente, el
cuadrante inferior derecho, de corte positivista donde se estudia el fenómeno
social del sistema/entorno objeto de estudio, permite comparar la atmósfera de
interacción de los sujetos que conforman la muestra y sus condiciones
determinantes en cuanto a infraestructura, geografía y aspectos legales de la
actividad que ellos realicen. Las técnicas que se sugieren son la revisión
documental y el estudio comparativo.
En un ámbito
integracionista, el sujeto investigador interrelaciona las tendencias de
comportamiento y significaciones de los sujetos que conforman su muestra en
cuanto a los cuadrantes individuales y colectivos en los escenarios que se
elijan. Seguidamente se elabora una cartografía donde se utiliza el concepto de
holarquía u holoarquía, entendida como un sistema integrado de orden natural
creciente, en la que la totalidad (holón) de un determinado nivel forma parte
de la totalidad del siguiente nivel, libre de toda significación de
superioridad o jerarquía. La holarquía cartografiada en un estudio de esta
naturaleza descubre al ser en su unidad cuerpo-mente-espíritu-mundo.
Consideraciones Finales
En cada uno de
estos abordajes, el trayecto investigativo debe estar orientado por una reflexión
onto-epistémica que defina al objeto-sujeto de estudio, los constructos y
conceptos que se relacionan con él y se contextualicen en su realidad. Luego, se
definen las teorías que apoyan el estudio, como fundamento o referencia en la
concepción tanto del objeto-sujeto como del entorno que le sirve de contexto.
En cuanto a la
construcción teórico-metodológica, luego de establecer la perspectiva
epistemológica que orienta al estudio, se define el cuerpo teórico derivado del
paradigma que ha sido seleccionado. Así mismo, se determinan los conceptos
clave, relacionados a la realidad a intervenir y los aspectos legales, si los
hubiere. Se especifica la ruta metodológica más adecuada para dar respuesta a
las interrogantes orientadoras, objetivos o propósitos, con el método, técnicas
e instrumentos para la indagación y procesamiento de los hallazgos que se
correspondan con el enfoque seleccionado en la construcción o generación del
nuevo conocimiento.
En definitiva,
esta experiencia implica desafiar paradigmas con una actitud coherente y con
una conciencia expandida. Un sujeto con formación científica percibe a la
ciencia emergente como una experiencia que comprende conceptos y principios
científicos de acuerdo a la perspectiva paradigmática seleccionada que exige el
abordaje que le guía, bien sea hacia una aproximación teórica transformadora, a
una representación de la realidad o a una visión integral de la misma.
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