DESCRIPCIÓN EN FENOMENOLOGÍA: VOLVER A LAS COSAS MISMAS

     En el prólogo de la Fenomenología de la percepción, Merleau-Ponty (1945) expresa: 

“La racionalidad se mide, exactamente, 
con las experiencias en las que se revela”.

   Con la fenomenología surge el principio de "volver a las cosas mismas", mas allá de los conceptos, de la observación, de las palabras, de los puntos de vista, todo lo que se ofrece es lo que se da, las cosas tal como son dadas.

  En oposición al empirismo (datos a priori dados por los sentidos) y al racionalismo (que parte de categorías preconcebidas) volver a las cosas mismas es volver a la experiencia, en la que se constituye y articula el sentido y el significado, en el que "surgen formas y se cristalizan cosas".

Descripción vs explicación

    La experiencia es el proceso en el que "las cosas mismas" aparecen. Como dice Waldenfels (2017) es el modo de proceder que corresponde al vivo proceso de la descripción, no entendida como simple inventario de existencias, como inventariar los “hechos de la conciencia”, sino como despliegue del sentido. Una descripción bien lograda hace visible con palabras y permite ver lo que nosotros sin ellas no veríamos.

   La contraparte de la descripción es la explicación que, para todo significado que se acerca a ella, presupone siempre algo que debe explicar. Así se entiende la severa formulación que se encuentra en las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein (1984): 

“Toda explicación debe desaparecer, 
y solo la descripción ha de ocupar su lugar”.

   Es con la descripción que las cosas mismas adoptan forma y en dónde radica la orientación decisiva de la fenomenología; tal como asevera Husserl (1987): 

“El motor de la investigación no debe partir de filosofías, sino de 
las cosas y problemas mismos”